Sin duda está sea la crónica más dolorosa de una carrera de cuantas he escrito.
No he llegado a contarlas pero creo que son unas 130 carreras en las que me pongo el dorsal desde el 2007,año que empecé a correr un poco más en serio. En ellas he llorado, he sufrido,he reído...en fin he pasado por todas las situaciones y estados de ánimo posibles pero en todas he tenido la suerte de empezar y terminar.
Este fin de semana pasado me he encontrado con la situación que un corredor nunca querría encontrarse , una pesadilla, por motivos ajenos a uno mismo no se pueda tomar la salida.
Todos los que me conocéis sabéis cuanta ilusión tenía puesta en esta carrera, me inscribí a primeros de año, marqué la fecha del 4 de Diciembre en el calendario condicionando todo el año deportivamente y personalmente hablando. Ahorrando para poder pagar el viaje, alojamiento e inscripción. En Septiembre empecé a preparar la prueba empleando horas que podía haberlas dedicado sobre todo a estar con mi familia .En fin todos los que habéis preparado un prueba de estas características me entenderéis seguro.
Después de correr mis anteriores maratones de una forma conservadora,como buen maratoniano por otra parte, en esta iba a salir un poco más a arriesgar, me la iba a jugar. Soy muy consciente que me podía haber salido mal, me había quedado corto de km, no por mi entrenador Fernando Rey,si no por mi, por falta de tiempo a la hora de entrenar. Pero me la iba a jugar, tenía los ritmos y la carrera perfectamente visualizados, iba a bajar de 3h 10m seguro y quien sabe... era el maratón ideal para mi por clima, por ser llano, por todo.
Pero esto ya nunca lo sabré, una mala jugada del destino convertida en un temporal de lluvia se llevó todo en forma de riada e inundaciones.
Crónica del fin de Semana
Viernes
Desde luego esta carrera podría decirse que estaba gafada o como si el destino no quisiera que me presentase en la línea de salida. En la misma semana de la carrera mi amigo Víctor que es como un hermano para mi me dice que por motivos de trabajo no va a poder correr. No me lo podía creer, por el fue por quien apunté. Me costó bastante asimilar estar el fin de semana en Málaga sin el y mucho menos participar en la carrera solo.
En fin lo asumo con resignación y el viernes cojo el Ave dirección Madrid y luego Málaga. Todo lo que es referente a la logística: ruta, horarios, comidas, transporte está perfectamente planificados por mi parte, solo quiero disfrutar de la experiencia aunque ya en esos momentos no es lo mismo. Ya me faltaba algo, sabía que Víctor no iba a estar conmigo y mi familia se quedaba atrás en Toledo, en esta ocasión no iban a poder acompañarme y esto me hacía ir como a medias.
A las 19:00 horas más o menos llego a la estación del Ave de Málaga "María Zambrano", me dirijo a la Avenida de la Alameda para coger cualquiera de los tres autobuses que me llevarán a la residencia Castañón de Mena, la que será mi cuartel general todo el fin de semana. A ella llego sin problema y me dispongo a descansar, me esperaba un fin de semana muy duro, más de lo que yo pensaba.
Sábado
El sábado me despierto muy temprano, los nervios ya empezaban a hacer de las suyas. Me hago un poco el remolón en la cama y espero hasta las nueve para bajar al comedor para desayunar. Más tarde me desplazo hasta el centro de la ciudad para hacer transbordo y desplazarme después hasta el pabellón Martín Carpena, lugar donde se estaba celebrando la feria del corredor de este maratón.
Antes de llegar a dicho lugar me acerco al estadio de atletismo "Ciudad de Málaga", lugar donde se iba a realizar un entrenamiento previo a la carrera y dirigido por los dos padrinos de honor de la prueba,Abel Antón y Martín Fiz. A esa hora empieza a llover ligeramente pero el entrenamiento finalmente puede realizarse sin problema. Este consiste en un pequeño calentamiento articular, unos estiramientos y luego una pequeña carrera de veinte minutos dando vueltas a la pista. Se forman dos grupos de carrera,el de Abel Antón más numeroso delante y otro detrás con menos unidades, dirigido por Martín Fiz en el que me encuentro. Me parece un sueño estar corriendo al lado de estos dos ídolos de la infancia.
Más tarde me voy a recoger el dorsal de la prueba en la feria del corredor, una feria que me pareció muy humilde acostumbrado a Madrid y Valencia. Recojo todo lo necesario para el "día D" siendo tratado de una forma magnífica por todo el personal de la organización que siempre te deseaban suerte en la carrera con una sonrisa. De vuelta a la residencia me encuentro por casualidad con el autobús del Toledo, me lo tomo como un buen presagio y me animo bastante.
Toda la tarde la dedico a relajarme y descansar. A eso de las 8 de la tarde salgo a dar una vuelta, tomar un poco de aire y soltar piernas. Luego otra vez de vuelta en la habitación preparo todo lo del día siguiente con mucho esmero para no dejarme ningún detalle. Antes de dormirme vuelvo a mirar el parte meteorológico, como ya había hecho cien veces más a lo largo de la semana y me daba una muy ligera lluvia con poco viento, entraba dentro de lo previsto. Málaga llevaba todo el fin de semana con el cielo encapotado con una ligera llovizna y temperatura muy agradable para correr, cosa que parecía que iba a mantenerse el domingo también, incluso mejorando poco a poco por la tarde. Iluso de mi.
Domingo
A las 7 suena la alarma aunque ya llevaba un rato despierto. Lo primero que hago vuelvo a mirar otra vez si llueve en el móvil y me vuelve a decir lo mismo. Ligera lluvia para luego desaparecer por completo. 0,1mm a las 7 h, 03mm a las 8 h y 0,1mm de nuevo a las 9 h. A las 10 paraba de llover y ya no llovería en todo el día, por lo tanto perfecto. Desayuno lo habitual antes de un maratón, me visto y bajo para abajo. La idea es coger un bus hasta el centro, en la Plaza de la Marina dejar las cosas en el ropero y luego de allí a la salida que está al lado, eso es lo planeado pero que nunca ocurrirá.
Me dispongo a salir de la residencia y para mi sorpresa me encuentro que está lloviendo con una fuerza como pocas veces había visto. Allí a cubierto nos empezamos a juntar unos cuantos atletas que estamos allí alojados, esperamos a que la lluvia nos de un respiro para ponernos en marcha, cosa que no pasa. Los minutos pasan y la lluvia no baja la intensidad, la tensión del momento empieza a acrecentarse y los comentarios positivos en forma de chascarrillo empiezan a tornarse en pesimismo.
Pasada una media hora o tres cuartos de espera y sin ver que la lluvia para me empiezo a preguntar si voy a llegar a tiempo a la salida. En ese momento y cerca de las 8, la carrera se supone que empezaba a las 9,aparece un taxi por allí que deja a unos clientes. Tres corredores se acercan a hablar con la taxista para pedirle que les lleve a la zona de salida , situación que aprovecho y me uno al viaje viendo que era la única forma de llegar a tiempo. En esos momentos todavía no se me había pasado ni una sola vez por la cabeza no correr.
No encaminamos hacia el centro de la ciudad en taxi, hay que tener en cuenta que bajamos de la parte alta de la ciudad a la parte más baja y lo que nos vamos encontrando es desolador. Calles totalmente inundadas, tramos por los que el taxi a duras penas puede transitar y en algún momento llegamos a pasar miedo por quedarnos atrapados. Conseguimos llegar de una forma milagrosa al lado de la salida y sin bajar del coche empezamos a llamar a todos los teléfonos que se nos ocurren para ver si suspendían la carrera. No paraba de llover con fuerza y a unos 20 minutos antes de la salida con todo montado no había ni un alma por la calle salvo algún coche de policía, bomberos o protección civil desbordados por la situación.
En esos momentos entre compañeros tomamos la decisión unánime de no correr independientemente de lo que pase con la organización, allí no se podía correr y menos un maratón. De vuelta a la residencia la taxista con mucha pericia y evitando los sitios mas peligrosos consigue dejarnos de vuelta en la residencia. Te lo agradecemos de verdad, te la jugaste por nosotros. Desolación, resignación, impotencia...es difícil explicar ese sentimiento mutuo que tuvimos los cuatro. No lo podíamos asimilar, pero no nos quedaba otra. Ya en la habitación empiezo a ver fotos de la calles inundadas, se empieza a escuchar que si la provincia de Málaga estaba desde hace no se cuanto en alerta amarilla, que si roja...
La organización lanza a la desesperada un comunicado que retrasa la salida a las 10:30 a la espera de ver si mejoran las condiciones y finalmente se da por suspendida la prueba. Yo tumbado en la cama de la habitación todavía no me lo creo, quiero despertar de la pesadilla, miro mi dorsal azul puesto en mi camiseta y no puedo creer que no vaya a poder completar mi sexto maratón.
Emprendo el viaje de vuelta con mucha tristeza y llego a casa más cansado que si hubiera corrido. Prefiero correr 42 km y pico que llevarme un varapalo de estos. Intento sacar lo positivo de la situación pero de verdad que no la encuentro. Y todavía no se como voy a empezar a replantearme calzarme las zapatillas otra vez para entrenar, como ponerme nuevas metas y retos...es difícil.
Con respecto a la situación de la carrera las alternativas que nos dan no parecen muy buenas. La devolución del dinero está descartada, non invitan a correr el maratón de Gran Canaria cosa que yo al menos no puedo permitirme. Y finalmente nos dicen que podremos aprovecharnos de un descuentillo para la inscripción de la siguiente edición, eso si, solo los que recogieron el dorsal. Víctor menos mal que te lo recogí. Esta alternativa yo no la descarto. La verdad es que hay que ponerse en la situación de la organización, ha debido de ser un varapalo también para ellos y no se les puede echar la culpa de lo ocurrido.
Y esto es todo lo ocurrido en mi "no maratón".
Quiero agradecer a todos mis compañeros de TrainingRey, Mushing Toledo, amigos y familiares por los mensaje de apoyo. Muchos sabéis lo importante que esto era para mi. Y si en lo deportivo las cosas no salen pues nada me volcaré en lo personal, el comienzo del año 2017 me traerá algo que espero con mucha impaciencia, la llegada de mi segundo hijo.
